En la vida experimentamos el bienestar y el dolor, inexplicablemente a veces vivimos al mismo tiempo ambos sentimientos. No es tan fácil explicar a las personas, cómo aún en medio del dolor, se puede estar en paz, y es precisamente lo que quiero contarles en esta ocasión. Recientemente he estado pasado por un proceso de mucho dolor en mi vida y la de mi familia. Hoy hace exactamente un mes, partió a la presencia del Señor mi amada madre. Y les aseguro que se fue justo a la diestra de Dios. Aunque es necesario llorar, desahogar esa pena y el vacío que queda por la falta física de un ser querido, cuando estamos en Cristo, el proceso es más digerible y entendemos que la voluntad de Dios siempre será buena, agradable y perfecta. Dice su palabra en Romanos 12:2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (NVI).
Después de dos semanas de agonía, incertidumbre y llanto, nuestro Padre Celestial decidió llamar a su presencia a una mujer guerrera, intercesora incondicional y con un gran corazón por servir al prójimo, sin esperar nada a cambio. Quién siempre sostuvo una sonrisa del corazón a pesar de haber experimentado el dolor desde su niñez. Su rostro resplandeciente con ojos azul profundo, se clavaron en el corazón de quienes tuvieron la oportunidad de conocerla. Su dulzura siempre dio un sabor diferente, su humildad un ejemplo a seguir, sus consejos oportunos no faltaban, su boca profética siempre como un carbón encendido y sobre todo ese amor efervescente por hablar de Jesús a quien tenía cerca.
Una madrugada, precisamente en un momento difícil, viendo la taquicardia extrema de mi madre, sintiéndome impotente por ayudarla, no tuve más opción de recurrir a la mejor herramienta que puedo utilizar en temporadas particularmente sin solución (sin embargo, debemos usarla en TODO tiempo): LA ORACIÓN. Comencé a orar fuertemente a Dios para que trajera paz tanto a mi madre como a quienes le acompañamos alrededor de su cama. No les niego que tenía angustia e intranquilidad antes por todo lo que estábamos viendo. En ese tiempo de guerra e intercesión, la misericordia de Dios no se hizo esperar, al presentar el mayor espectáculo de amor que he experimentado en mi vida, una hermosa visión, mostrando cómo sería recibida ella en el cielo. Dios ya nos estaba preparando para lo que acontecería, no sabíamos en qué momento, solamente supimos que sería en el momento perfecto del Señor.
Ante mis hermanos y sobrina, comencé a describir lo que el Señor estaba mostrando. Miraba un enorme campo reverdecido, con un verde intenso, un color algo inusual, lleno de flores, un lugar que jamás había visto. Mi madre estaba allí con una bata blanca, lucía preciosa, más joven como de 30 años de edad, completamente sana y muy feliz, ella caminaba hacia el horizonte con una sonrisa dibujada en sus labios. Luego, observé un lugar completamente blanco donde el único matiz que existía en el lugar era el color de piel de quienes estaban allí. Observaba a mi madre caminar en medio de dos vallados de ángeles hermosos con trompetas doradas grandes y resplandecientes, que entonaban un cántico de alabanza muy alegre, como de fiesta en los cielos, celebrando su llegada. Lo curioso que durante tenía la visión, yo me miraba en una esquina del espacio donde se realizaban los acontecimientos, siendo testigo de tan grande recepción.
Ella continuaba caminando hacia un lugar donde estaba un trono enorme color dorado, al terminar de pasar el vallado de ángeles, extendía sus brazos hacia arriba, y lo que más me llamaba la atención era que su brazo derecho lo pudo extender normalmente, ya que vivió 44 años de su vida (mi edad) sin poder hacerlo, porque en un grave accidente de carro, estando de 5 meses de embarazo de mi persona, se fue a una hondonada, recibiendo muchos golpes y quebraduras (8 costillas, pelvis y brazo derecho). Finalmente, y lo más bello que observé fue la forma como DIOS la recibió. Miraba como el Señor se ponía de pie del trono (no pude ver su rostro), solo miré sus vestiduras blancas y bajaba unas gradas hasta llegar donde ella estaba, y al estar cara a cara, se fundieron en un abrazo fuerte, pero tan fuerte que unió todas sus piezas rotas, estaba tan feliz e irradiante; la sonrisa de mi madre fue tan especial, una verdadera Sonrisa del Corazón que emanó de lo más profundo de su ser. Sin duda alguna te puedo decir que SI EXISTE EL CIELO!
Mis ojos fueron testigo de lo que mi madre iba a vivir, no sabía en que momento, sin embargo, a partir de ese segundo tuve un paz inmensa en mi corazón. Me siento tan dichosa de haber tenido el privilegio de tener esta visión. Dios verdaderamente usa a quien a él le place, no importa quién tu eres, si eres digno o no, si puedes hablar o no, si crees que no tienes dones y talentos, simplemente EL usará a quien quiera. Dios es un Dios de oportunidades, no desistas de buscar tus sueños, emprende el camino hacia la salvación, búscale sin cansarte que lo encontrarás. Estar cerca de El es el mejor regalo que puedes darte a ti mismo. Estemos preparados para cuando Él decida llevarnos junto a su diestra. Recuerda siempre mantener #UnaSonrisadelCorazón en tus labios. Hay promesas en Cristo Jesús, y si vienen de El, se cumplirán en su tiempo perfecto.
El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
Tu amiga,
Izela Leiva López
Tegucigalpa, Honduras 02/Abril/2019
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