By Edith Villanueva

Sabes es sorprendente saber ¿dónde está amparada tu fe?, ¡El Dios en quien confías!
No dejo de asombrarme que maravilloso y majestuoso es nuestro Dios “El Gran Yo Soy”, “Jehová de los ejércitos” su poder no tiene límite, es el mejor estratega de guerra, él es el especialista para derribar cualquier fortaleza que tú no puedes humanamente derribar, si eres obediente y cumples las instrucciones que él te dé.
¡No hay nada imposible para Dios,todo es posible con El! sino echemos un vistazo a una de las tantas demostraciones de su poder que hizo a su pueblo Israelita, cuando le dijo a su líder Josué mediante un ángel (Jefe del ejército de Jehová) que Dios le entregaría en sus manos la ciudad de Jericó y le dio todas las instrucciones que él tenía que seguir para lograrlo.
Que increíble ese acontecimiento del que fue testigo Josué ver al ángel del Señor, y puedo pensar que él agradaba a Dios, su comportamiento, su obediencia, su sometimiento a Dios y esa fe inquebrantable que desde muy joven le demostró.
¡Mi corazón se llena de emoción porque tenemos un Dios tan poderoso y real que nos habla de diversas maneras para obedecerle, para seguir sus instrucciones y lograr nuestras victorias!
Lagrimas recorren mi rostro porque no estamos solas, ¡Dios esta con nosotras y por nosotras!, él nos da la victoria en nuestras manos, ¡Oh, Gloria a Dios ¡
“Por fe cayeron los muros de Jericó con rodearlos siete días”. (Hebreos 11:30) como es posible que se cayeran los muros de Jericó, esta ciudad se había edificado de manera estratégica, sus muros tenían una altura de 9 metros de altura con una doble muralla de ladrillos, con un muro exterior de 2 m de espesor, un espacio vacío de alrededor de 4,5 m y un muro interior de 4 m, sus fundamentos no habían sido minados, sino que debieron ser derrumbados por un potente temblor de tierra. El poder de Dios es lo que hizo caer esos muros, esa fortaleza se vino abajo y Jericó fue invadida por Josué y su ejercito de guerreros que solo siguieron estrictamente las instrucciones divinas, dando vueltas a la ciudad por 6 días marchando una sola vez y al séptimo día marcharon la ciudad 7 veces, al final de la séptima vuelta, mientras resonaba el toque prolongado de las bocinas, el ejército rompió en un fuerte clamor, las murallas se derrumbaron, y los israelitas tomaron la ciudad.
Puedes imaginarte los soldados gritaron tan fuerte con toda la fuerza de sus pulmones y sus ojos fueron testigos de cómo el poder de Dios hacia caer los muros y los cananeos no podían creer cuan poderoso era el Dios de los israelitas mientras que sus dioses no hacían nada, no podían contra el Dios verdadero, porque sus dioses eran simples metales o de palo que no hacían nada, así pudieron los israelitas tomar la ciudad para avanzar al interior de Canaán.
Aquí también Josué pudo cumplir con la promesa que le hizo a Rahab, que había dado refugio a los espías (Jos. 2:1-24), de salvarla a ella, y su familia.
Josué vio cumplida la victoria, Dios les concedió la victoria, se cumplió la voluntad de Dios y este valiente líder, dio la gloria y la honra a Dios e hizo todo lo que le ordenó hacer con la gente, cosas y metales preciosos. Y esto habla de que tipo de líder eres tú hoy, estas obedeciendo a Dios, están entregando todas tus habilidades y destrezas en las manos de Dios para que los planes que él tiene para ti se cumplan en tu vida, tengas éxito y victoria segura.
Dios te bendiga.
“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”.
Proverbios 16:3