By Edith Villanueva

Oh, Mi querida amiga, sé muy bien por lo que estas pasando y me estremezco sólo con recordar aquel dolor. La partida de nuestro papito nos deja un vacío en el alma, pero el tiempo te ayudará a encontrar consuelo y resignación.
Quisiera encontrar la forma de quitarte este sufrimiento, pero sé muy bien que el tiempo te ayudara a asimilar, por el momento es necesario orar por su descanso eterno y encomendarlo a Dios en su bondad infinita.
Se que tus ojos estarán cansados de llorar su ausencia, pero llora todo lo que puedas y que salga poco a poco todo ese dolor, te hace muy bien.
Nos consuela a nosotras como hijas saber que nuestro papito está en un lugar tan hermoso como el cielo con calles de oro y mar de Cristal.
El amor que tu padre sembró en tí es eterno y perdurará por siempre, tu papito tan querido por tí ,ahora vive en tu corazón.
Confía en Dios y en sus designios, ahora tu papito te cuidará desde lo alto y siempre lo llevarás en tu corazón.
Recuerda que en tu corazón tu papito seguirá vivo y te cuidará esperando que seas muy feliz. ¡Oremos por su descanso!”.
La vida es muy corta, pero estoy segura de que tu papito te ha dejado imborrables momentos y tu cariño por él no tiene fin.
Recuerda que siempre viviremos en el corazón de quien nos recuerde con amor, eso la hará feliz a tu papito.
Quiero pedirte que cierres tus ojos y pongas tus manos en tu corazón pues así sentirás que esa tu papito sigue vivo mientras lo recuerdes con cariño y admiración. Deja que sus recuerdos inunden tu mente y suspira cada regalo que te dio, su amor, sus cuidados y compresión.
Tus hijos y los hijos de tus hijos son parte de su legado y ellos también harán relucir quien fue su abuelito en todo lo que emprendan.
Consuela a tu mamita ella perdió a su compañero de vida, oramos para que las dos encuentren en Dios la fortaleza para superar este momento.
Te quiero mucho querida amiga, si necesitas desahogarte o recibir consuelo yo estaré disponible para tí .¡Te acompaño en tu dolor!.
¡Ánimo!”.
«Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre» Salmos 73:26