Últimamente he estado meditando sobre una palabra que en estos tiempos se ha posicionado mucho en los seres humanos y que quizás, en ocasiones ha llegado a dañar o destruir, inclusive familias: “la soledad”, y es que cuando mencionamos esta palabra inmediatamente viene a nuestra mente un sentimiento de tristeza, angustia, aflicción o desesperación. Sin embargo, lo que he estado experimentado con el tiempo, es que una palabra que usualmente la utilizamos en circunstancias negativas, la podemos usar para nuestro propio beneficio, transformando lo negativo en positivo.
Vivimos sumergidos en un ambiente pesado, lleno de estrés, afanes de la vida, problemas y circunstancias que te alejan de lo que verdaderamente eres y quieres hacer. Esto nos atrapa para seguir viviendo bajo el dominio de potestades y huestes de maldad, aunque lógicamente no sea nuestra intención; Aún personas que conviven con alguien más, cómo sus cónyuge, hijos, padres, amistades o compañeros de trabajo, inevitablemente les embarga una profunda soledad que muchas veces se exterioriza a través de la amargura, resentimiento, depresión o cualquier situación dolorosa; otras, se lleva bien guardada profundamente en el alma ahogándose cada día más en ese inmenso mar de tristezas que ofrece el mundo.
Cuándo nos damos cuenta que la verdadera compañía reside en ti mismo, nos detenemos en el tiempo y comenzamos a analizar qué factores externos se han convertido en esas piedras de tropiezo que no dejan salir a flote y que perturban la mente a cada momento. Es por ello, que con el tiempo y creyendo en esas promesas divinas del cielo, he aprendido a sobrevivir aún en medio de tanta tempestad, creando un nuevo mundo interno alineado a lo que Dios ha dicho y quiere para mi vida. ¿Por qué quiero que entiendas que la soledad no debe ser parte de tu vida? Definitivamente es una circunstancia negativa que afecta directamente en tu crecimiento personal, profesional y espiritual, te detiene, se ensaña contra los sueños y anhelos que puedas poseer, evitando que te realices cómo esa persona exitosa en todos los ámbitos de vida.
¿Hasta dónde vas a seguir permitiendo que la soledad te persiga? ¿Has decidido detener esa circunstancia? Considero que depende mucho de la confianza que has depositado en manos de Dios. En el momento que estás seguro que tu vida depende de aquel que murió en la cruz del calvario por ti y por mi, tienes pocas probabilidades de sufrir esa temible soledad. Ahora bien, no todo es malo, a veces es necesario pasar un tiempo a solas; cuando encuentras ese punto de equilibrio entre la soledad y un proceso de introspección, te das cuenta que durante esa etapa comienzas a reencontrar tu esencia personal, revives sueños y proyectos, analizas profundamente cada error que has cometido para enmendar y encontrar las estrategias de crecimiento personal, ordenas tus pensamientos y prioridades; es en este período que fortaleces esa relación divina con Dios, y entregas en sus manos todo cuanto sea parte de tu caminar. Es precisamente en esa oscuridad ante los ojos naturales, que tus ojos espirituales comienzan a ver el resplandor de la gloria de Dios. No desestimes los procesos que estés viviendo hoy, no son en vano, tienen un propósito especial, gózate en ellos y verás como el Señor te respaldará y te levantará para que puedas salir preparado, pulido y potenciado para ser traspasado a otro nivel. Aunque no lo veas, no estás solo…Dios está contigo día y noche.
Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.
Recuerda regalar siempre Una Sonrisa del Corazón. Te bendigo.
Tu amiga, Izela Leiva López, Tegucigalpa-Honduras. #UnaSonrisadelCorazón #Comparte