Por Dra. Jenny Lopez Lowe
Hemos oído que el arrepentimiento tiene muchos beneficios. Pero cuando se nos predica el arrepentimiento, hay tantos factores que atacan el razonamiento que la mayoría de las personas experimentamos y nos detenemos en solamente la idea de sentirnos culpables por haber hecho mal. Es necesario aclarar que la culpa, no es arrepentimiento. La lamentación, no es arrepentimiento. El arrepentimiento es solamente aceptar que algo esta mal y dejar de hacerlo o de participar de ello.
“Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir:
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Mateo 4:14
Nuestro Señor Jesús, en ningún momento predicó o habló del arrepentimiento con una conotación de condenación. En hecho cada vez que se dirige a alguien a arrepentirse, (o de cambiar de proceder) también se le dá una alternativa para provocar el reino de Dios en la tierra.
El arrepentimiento es un acto natural, pero su poder esta en lo espiritual. Cuando una persona se arrepiente, o cesa una cierta conducta o mentalidad, y le dá el lugar a la voluntad de Dios, esa persona se vuelve un agente de cambio. Un representante de Dios y embajador del cielo. Esa persona mortal, común y corriente, le ha creído a Dios, en palabras de Jesús:
“En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará…” Juan 14:12
En hecho, si pudieramos escuchar y ver mas a menudo los poderosos testimonios de aquellos que hemos optado por arrepentirnos, el arrepentirse empezaría a ser nuestra más util herramienta.
REFLEXION: Amada amiga, hermana, esa eres tú, una sencilla mujer con acceso a promesas sobrenaturales. Si hay comportamientos que te lastiman, o lastiman a tu prógimo, aléjate de ellos, cesa de participar. ARREPIENTETE y dale parte a Dios en tu vida.