Por: Lidia Marina Navas
Colosenses 1:19-20
Col 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Que precioso que en estos versículo nos damos cuenta que muchas mujeres no tuvimos un padre a lado, por lo cual no habíamos disfrutado de la plenitud de su amor genuino.
Solo nos bastó entregar el corazón a Jesús para que el llenara todo vació, porque eso no nos permitía estar unidad con el Padre y había una gran separación por el pecado que no nos dejaba ser libre para alcanzar los beneficios que El nos promete a diario.
Pero nos regaló lo más preciado que es su hijo para que él nos diera vida y vida en abundancia, y eso nos llevó a la reconciliación y nos permitió que gocemos de todas las cosas que nos pertenecen en la tierra como en el cielo que ya están estén establecidas a través de la palabra, y solo la sangre de Jesús trae paz para todos las princesas que no habían disfrutado del amor verdadero que perdona cualquier pecado si nosotros lo reconocemos y nos aferramos a una paternidad plena y con convicción de un cambio para una eternidad gloriosa.
ORACIÓN
En estos momentos derramo mi corazón con gratitud porque me escogiste desde el vientre de mi madre y me llamasteis a ser tu hija pero te pido porque todas aquellas mujeres que son valiosas pero que no ha conocido que tu hijo murió y derramo su sangre para reconciliarnos contigo porque el pecado solo trae conflictos internos y externos pero que hoy extiendes tus manos para mostrarle que son perlas de gran precio y que es el tiempo disfrutar de todas las cosas que están en la tierra como en el cielo solo reconociendo a Jesús como su salvador de sus vidas y que hay plenitud de paz ahora mismo. Amen