“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno” Marcos 11.25
Las crisis de la vida pueden dejar profundas heridas en el corazón dejando grandes cicatrices. Las raíces de amargura, resentimiento y dolor fácilmente pueden robar nuestra alegría y sobre todo nuestra paz. Muchas veces nos dedicamos a ir almacenando todas aquellas cosas que nos lastiman dentro de nuestro ser como si la meta fuera hacer una colección de penas y sinsabores que al final las únicas que salen mas lastimadas somos nosotros. Uno de los primeros pasos para seguir adelante con nuestras vidas es El perdón porque a pesar de ser una palabra tan pequeña el poder de su beneficio es inmenso, el perdón nos ofrece la posibilidad de reconstruir lo que se había derribado; de lavar lo que se había ensuciado; de sembrar donde se había arrancado, en fin; de nacer de nuevo donde sólo existía la muerte. El perdón es un don que solo nosotros podemos activar. Soy consciente que hay faltas y situaciones muy difíciles de ser perdonadas que solo el amor de Dios puede venir en nuestro auxilio.
Perdonar no es signo de debilidad al contrario, es un signo de grandeza y de valor. Es experimentar libertad y una unión muy grande con Dios. La falta de perdón es un estorbo entre tu y Dios, no entre tu y otra persona. El perdón es un mandato. (Mateo 18:21-22). El perdonar es el inicio de nuevos comienzos para nuestras vidas. Lo que no dejas ir lo cargas, lo que cargas, te pesa y lo que te pesa te hunde. Hoy practica el soltar, perdonar y dejar ir!!! Renuévate como las en vez de morir.
Oración: “Señor ayúdame a perdonar como tu me has perdonado, cubre todas las heridas de mi alma con tu sangre preciosa. Borra toda consecuencia de esas heridas en mi carácter, en mis actitudes y en mi comportamiento con los demás en el nombre Jesus Amen”