Como profesional he trabajado desde hace muchos años en el cuidado y administración de las finanzas de los demás con mucho éxito; he hecho rendir y hasta economizar muchos presupuestos que me han encomendado manejar, pero lamentablemente en mi vida personal fui un desastre en este asunto. Irónico verdad???? Aprendí a dar consejos y ponerlos en practica para cuidar lo ajeno pero no lo aplique a mi vida.  Pues si, empece a trabajar desde muy joven y lamentablemente no seguí el ejemplo de mi padre, quien era un excelente administrador, si no que me apodere de las palabras de mi madre, quien era de la idea que el hombre es el UNICO responsable en proveer todo lo necesario para el hogar y la familia, y que la mujer es dueña absoluta de “su dinero” el cual puede hacer con el lo que quiera sin rendir cuentas a nadie. A raíz de esa idea y mas en los tiempos que actualmente vivimos donde tanto hombre como mujer deben trabajar para ayudar a la economía del hogar, me metí en muchos problemas y cuando llegue al matrimonio fue peor, porque entre a esa nueva vida con ataduras financieras y malos hábitos, lo que hacia que mintiera constantemente a mi esposo de donde salia toda la ropa que iba apareciendo en mi armario, así como cuanto capricho quería satisfacer habiendo otras prioridades en el hogar y no digamos de mantener en secreto de estado “mi salario real”, situaciones que se convirtieron en luchas constantes, porque ya no solo quería malgastar “mi dinero” si no el que entraba por los bolsillos de mi esposo”, ya que mi poder adquisitivo según yo había aumentado porque ya tenia “quien me mantuviera”, porque claro esta, yo si tenía derecho de contar con lo de él, porque esa plata si era de ambos.  

Finalmente, llego el día  que aprendí y entendí  que Dios es el dueño de todo lo creado, nosotros no somos dueños de nada, si no solo mayordomos y administradores de lo que El provee para nosotros y para nuestro Hogar (Hageo 2:8). Las Finanzas  si no sabemos manejar, nos manejaran a nosotros. Debemos entender que si estamos casados, que como la palabra de Dios nos enseña ya no somos dos  si no UNO  por lo que entramos a formar parte del mismo equipo. El tema financiero esta presente en todo nuestro entorno y no  podemos convertir el dinero en un Dios, todo ídolo lleva tanto a las personas como a sus hogares  a la ruina material y espiritual (Hebreos 13:5). Nuestro trabajo debe ser para agradar a Dios y no al hombre. 

Dios a través de su palabra nos aconseja sobre el dinero; habla de como ganarlo, gastarlo, ahorrarlo, invertirlo y pagar deudas sin convertirnos en esclavos de nuestros acreedores.  Aprendamos a vivir con menos de lo que recibimos y no ha gastar mas de lo que tenemos.  

Siempre en algún momento de nuestras vidas habrán crisis o pruebas por falta de dinero para poder resolver el día a día y es entonces el momento en que llevemos esas situaciones en  oración  en vez de discutir, porque no debemos permitir que el dinero divida nuestro hogar, matrimonio o familia.   El deseo de Dios es bendecir a aquellos que tienen corazones obedientes, agradecidos y dadivosos, cuyo verdadero tesoro está en el Señor. “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21) .

Oración: Señor te entrego nuestras finanzas, te ruego que estés en control de ellas. Que seamos buenos administradores de todo lo que tu nos das, te pedimos dirección y entendimiento de como debemos gastarlas, donde no hemos sido sabios trae restauración.  Ayudanos a recordar que todo cuanto tenemos te pertenece  a ti. Bendice el trabajo de nuestras manos, te damos gracias por la vida  de aquellos que tus usas para nuestra bendición, multiplicales al ciento por uno, todo esto te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amen y amen.