Por María Luisa Godoy
Salmos 119:97
¡Oh , cúanto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
Una Biblia bien leída es señal de un alma bien alimentada.
Cuando leemos la Biblia somos alimentadas por la Palabra de Dios y suministradas en nuestra vida cristiana. Jesús mencionó esto en Mateo 4:4 cuando dijo:
“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Otros versículos encontrados en La Biblia también nos muestra claramente que la Palabra de Dios es alimento para Sus hijos. Por ejemplo, 1 Pedro 2:2 dice:
“Desead, como niños recién nacidos, la leche de la Palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”.
Y en el Antiguo Testamento, Jeremías 15:16 dice:
“Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; y Tu palabra me fue por alegría y por gozo de mi corazón”.
Cuando comemos comida física recibimos los nutrientes necesarios para vivir y estar saludables. Así recibimos las energías necesarias para ir a trabajar, hacer ejercicio y pasar tiempo con la familia y amigos. En cambio, cuando no comemos por un día nos sentimos débiles, cansados e incluso malhumorados. Si seguimos sin comer nos ponemos susceptibles a problemas mayores, como enfermedades.
De igual manera, cuando comemos la comida espiritual recibimos el suministro necesario para vivir nuestra vida cristiana. Pero cuando nos alejamos de la Palabra de Dios por un tiempo es posible que nos sintamos débiles, cansadas y “malhumoradas” espiritualmente. Nos encontramos más susceptibles a tentaciones, dudas y otras clases de enfermedades espirituales. Simplemente no contamos con la manera de enfrentarnos a los muchos desafíos que llegan a nuestra vida como mujeres creyentes.
Por lo tanto, es muy importante que recibamos el suministro que proviene de leer y comer la Palabra de Dios diariamente. Para mantener una vida cristiana incluso llena de gozo, debemos recibir el alimento espiritual que nos brinda la Palabra de Dios.
Oración: Padre amado, te pido que me enseñes a amar tu palabra, que pueda recibir el alimento de ella cada día y así mi alma sea llena. Gracias por tu Palabra, enséñame a través de ella, háblame, llena mi vida. Gracias Dios. Amen