Por: Celeste Sorto
Muchas son las razones por las cuales los matrimonios se pueden tambalear y terminar en un divorcio. Está comprobado a través de diversos estudios científicos que la causa No.1 de divorcios es la falta de compromiso. Es muy probable que desde tiempos antiguos este haya sido un problema, porque el Apóstol Pablo en su carta a los Efesios le hace un llamado a los maridos a entregarse (comprometerse) con sus esposas como Cristo a su Iglesia. Nótese que el compromiso es en ambas vías, también la esposa debe comprometerse, cosa que no le será nada difícil si el esposo está sujeto a la guianza del Espíritu Santo.
La palabra compromiso, para ser comprendida, debe desmembrarse en tres partes:
Con, plantea una relación con alguien
pro, denota una disposición de avanzar hacia adelante
misso, una misión
Se dice que una persona está comprometida cuando cumple con lo que se ha propuesto (misión). Es decir, que planifica, vive y actúa de forma correcta para sacar adelante un proyecto, una familia, un matrimonio, etc.
Hoy en día muchos cónyuges quieren mantener un matrimonio viviendo como si fueran solteros, se entregan sólo a medias a la empresa familiar, lo cual invariablemente terminará en la insatisfacción del otro cónyuge y en errores tan garrafales como la infidelidad, el abandono de las responsabilidades como esposos y padres y el descuido de la relación que debería ser la más importante después de nuestra relación con Dios, la relación con nuestro esposo(a). Sin voluntad de comprometerse es muy complicado mantener una relación, en especial una relación conyugal.
Como en todos los casos, Jesús sigue siendo nuestro modelo a seguir en cuanto a entrega y compromiso con su esposa, la Iglesia:
Efesios 5:25-28 Nueva Traducción Viviente (NTV)
25 Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella 26 a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.[a]27 Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. 28 De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo.
Oración: Padre, enséñanos a amar como tú amas, a entregarnos amorosamente a nuestra familia, a nuestro cónyuge. Que tu Reino venga a nuestra casa y que nuestro hogar sea una agencia del cielo, un ejemplo y modelo a esta generación. Nos comprometemos como lo hicimos en el altar el uno con el otro, contigo y con tu Reino. En el nombre de Cristo Jesús, Amén.