Elaborado por: Olga Marina Coello
Salmos 4:8
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
La palabra de Dios está llena de tantas promesas, saber que tenemos donde refugiarnos en cualquier necesidad, tribulación o desierto es perfecto cuando estamos angustiadas, con temor, intranquilas por lo que en ciertas ocasiones nos toca vivir, la palabra es en todo tiempo y sobre todo cuando estamos agradecidas, agrace cada mañana por tu vida y por cada cosa que pases pues el Señor prueba nuestra fidelidad y obediencia.
Si en alguna situación de la vida te encuentras desanimada, preocupada o has sido víctima de injusticias y eso no te deja estar tranquila, te despiertas a media noche pensando en cómo será la mañana siguiente, si habrá una salida a tus problemas, pero logras conciliar el sueño y de nuevo en la madrugada sientes que el Espíritu Santo te dice “levántate” y “ora”, confía en Dios, haz caso a ese llamado no dejes que el problema te aleje del Padre Eterno. Salmos 31:1 (En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia). Porque fácil es cuando estamos bien sin ninguna preocupación y nos alejarnos de toda nuestra vida espiritual, dejamos de orar, de doblar rodillas y hasta nos involucramos en las cosas comunes del mundo que lo único que logramos es afligir al Espíritu de Dios quien nos convence de pecado, y nos preguntamos porque ya no sentimos el primer amor sin meditar en lo que estamos haciendo y culpamos a Dios de nuestra vida desordenada sin recordar que tenemos ese manual de vida para saber vivir: Con la Palabra de Dios y sus promesas.
Desde el momento que conocemos de Cristo Jesús tenemos que hacer parte de nuestra vida el conocimiento de su palabra y guardarla en nuestro corazón. 2 Timoteo 3: 16 y 17 (Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra).
Mujer te invito a hacer un habito en tu vida la lectura de la palabra, conéctate a través de la lectura con nuestro Padre Celestial, abramos nuestro corazón para que con su ayuda podamos hacer siempre lo correcto ante los ojos de Dios. Sigamos el ejemplo de Daniel que oraba al padre tres veces al día, así nosotras apartemos de nuestro tiempo de cada comida del día para leer su palabra: alimento espiritual de cada día para nuestra vida.
Oración: Dios eterno permítenos que podamos apartar tiempo de cada comida del día para leer tu palabra y que podamos hacerla viva en nuestro corazón y prepararnos para ayudar a otras mujeres que se encuentren en alguna dificultad. Amén.