POR MAYRA LAGOS
Texto: Hechos 16: 16-40
En este momento hay muchos hombres y mujeres que se encuentran presos en una entidad carcelaria (culpable e inocente) una situación lamentable que corta sus sueños y sus propósitos y que trae consigo desesperanza y sufrimiento, sin embargo esta dolorosa experiencia se puede convertir en la mejor oportunidad para que una persona conozca a Dios verdaderamente y su vida tome un rumbo distinto, un rumbo alineado a la voluntad del Señor, donde la libertad que Cristo da se convierte en una realidad divina y sobrenatural, llena de gozo y paz aun estando encerrados en ese lugar.
Un ejemplo claro lo tenemos con Pablo y Silas quienes fueron humillados, golpeados severamente y encarcelados porque en el Nombre de Jesucristo, una joven poseída por un espíritu de adivinación había sido liberada. (Hechos 16: 18), lo increíble es que no importaba el lugar y las condiciones en las que se encontraban ellos no dejaban de orar y alabar al señor. Pablo y Silas se convirtieron en un inefable testimonio de la libertad y el gozo que en Jesucristo encontramos y que ninguna circunstancia nos puede arrebatar jamás, ellos eran inocentes razón suficiente para asumir una posición de autocompasión por la importancia que acarrea la injusticia que estaban cometiendo con ellos, no obstante, optaron por dejarse usar por el Señor.
Alrededor de medianoche Pablo y Silas estaban orando y cantando himno a Dios y los demás prisioneros escuchaban, y de repente hubo un gran terremoto y la cárcel se sacudió hasta los cimientos, al instante todas las puertas se abrieron de golpe y a todas las prisiones se les cayeron las cadenas. (Hechos 16: 25-26), que tremendo, hubo libertad para todos los presos, aunque seguían en ese lugar. ¿Cómo puede ser esto? Es fácil entender cuando reconocemos lo que Jesucristo hace en nosotros, si ponemos nuestra confianza en Él.
Jesucristo es el único que puede darte la paz gozo que tanto deseas, Él es el único que tiene autoridad para romper todas nuestras cadenas y abrir las celdas de prisión en las que te encuentras solo Él puede devolverte la esperanza que una vez perdiste. Él es el único que puede salvarte. Pídele perdón y confía tu vida en sus manos, anhela la libertad que solo Él te puede hacer experimentar. Clama a Él, ten fe en Él, espera en Él y déjalo obrar, Jesucristo abre cada celda de prisión. El espíritu de Jehová el Señor está sobre mí porque me ungió Jehová, me ha enviado a predicar las buenas nuevas a los abatidos a vendar a los quebrantados de corazón a publicar libertad a los cautivos y a los presos apertura de cárcel. Isaías 61:1.
Ahora que podemos decir de aquellos que no están en una cárcel de cuatro paredes, pero si están presos en las trampas de este mundo, sometidos a sus cárceles que representan; drogadicción, alcoholismo, depresión, odio, amargura, codicia, avaricia, enfermedad, miseria. Es triste decirlo pero el mundo en sí es una cárcel que cautiva nuestra alma en varias celdas de prisión cuyos carceleros se dedican a dañar y destruir nuestras vidas con la única intención de apartarnos de la presencia de Dios e impedirnos disfrutar del gozo que nos da su Hijo Cristo Jesús por medio de la redención. Muchos presos dirán “anhelo la libertad”, pero no creo que solo sean aquellos que se encuentran en este momento en una celda de prisión natural, es más; qué sentido tendría que quedarán en libertad si van a seguir siendo presos en su espíritu por la maldad y perversidad que corren sus corazones, son las celdas que tienen presa el alma, las que se tiene que abrir son las cadenas espirituales, de odio, de temor, de resentimiento, de adicción, de falta de perdón, de tristeza, de amargura, etc. Lo que se tiene que romper es el yugo de esclavitud, que tiene el alma sometida a los engaños de este mundo. El que tiene que quebrarse para obtener la genuina libertad que de Dios recibimos por fe y por gracia en Cristo Jesús. Hagamos lo que hizo Pablo y Silas, oremos y cantemos a Dios, clamemos por su misericordia y perdón que toda celda que ha tenido nuestra alma cautiva se abra ahora mismo y podamos ser libres en el Nombre de Jesús, que esas celdas se cierren para siempre y jamás volvamos a quedar presos en ellas por causa del pecado y la maldad. Pero ahora debe existir un arrepentimiento de corazón para que esas cadenas que nos mantenían inmovilizados no tengan la posibilidad de someternos. Hoy su justicia y su verdad nos dan la oportunidad de experimentar la libertad divina que sólo por medio de Jesucristo podemos obtener y que cada área de nuestra vida sea un testimonio vivo de redención y perdón.
ORACION
Señor Jesús, escucha mi clamor, porque estoy muy afligida, líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo, saca mi alma de la cárcel para que alabe tu nombre. “Me rodearán los justos porque tú me serás propicio” Salmo 142: 6-1