
LUCAS 23:28:
Pero Jesús vuelto hacia ellos
les dijo: hijas de Jerusalén no lloréis por mí, sino llorad por vosotras
mismas y por vuestros hijos.
MEDITACIÓN BÍBLICA
Que palabras tan sabias, aquellas mujeres piadosas sufrían al ver aquel cuadro de dolor. Tal vez habían oído sus enseñanzas o habían sido sanadas de alguna enfermedad.
Jesús inspiraba estos sentimientos en las personas que lograron conocerlo, anduvieron con Él, comieron con Él y su palabra llego a sus corazones libertándolos.
Pero el Señor se dirigió directamente a la mujer, a las madres a esas madres que por amor a sus hijos sufren violencia, escases, con solo estar cerca de ellos les basta.
El maestro conocedor de todos los tiempos sabía bien lo que ocurriría a través de esos tiempos, que por falta de amor el pecado aumentaría.
El no quiso rechazar a la mujer sino más bien se compadeció de los sufrimientos de ellas, porque como madres sufrimos cuando nuestros hijos andan en peligro.
Pero que bueno que lo tenemos a Él y nos dice: el que a mi viene yo no lo hecho fuera. Su presencia estará por siempre debemos orar, con toda oración y suplica en el espíritu, hasta ver nuestros hijos y familia en él.
ORACIÓN
Padre bueno, en el nombre de Jesús bendice esas mujeres que estén pasando por momentos difíciles con sus hijos, que la deidad de tú Espíritu redarguya sus vidas y los lleve a tí; Gracias Señor, Amen.
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Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Isaías 60:1
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