POR: Evelyn Johana Andrade Cruz 4/05/2018
Ester 7:3-4
3 Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda.
4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.
Esto nos enseña que nosotros como mujeres Dios nos ha puesto en lugares altos y de importancia y que adquirimos gracia del Señor para ser usadas como ente de bendición donde nos encontremos y que con la unción del Espíritu Santo y la sabiduría del Padre influenciaremos y dejaremos huella de ante el enemigo. No dejando que el enemigo nos llene de temor y de pensamientos contrarios para lo que el Padre nos ha levantado, empoderándonos con la palabra de autoridad que tenemos para herir al adversario en la cabeza y derrotándolo; creyendo lo que Dios nos ha prometido y adueñándonos de lo que él ya nos ha regalado.
Confiando que tenemos un Dios todo poderoso y que cuando obedecemos a lo que él nos ha levantado, no hay ataque que no podamos vencer, por la cobertura de su Santo Espíritu que mora en nosotros nos hace más que vencedoras.
Así como Esther fue llamada ser reina, para salvar a su pueblo; así hemos sido llamadas las mujeres, GUERRERAS.
Oración
Padre celestial, te doy las gracias buen Señor; por levantarnos de lo inmundo para cumplir la misión especial de clamar a ti por mi pueblo, por mi familia, por mi ministerio, gracias Señor porque en cada situación tu respaldo está ahí, gracias porque me levanto de lo invisible para ponerme en lugres clave, para derribar fortalezas que se están levantado en estas generaciones; y líbrame Señor de todo dardo del maligno en el nombre de Jesús, amen.